BIOGRAFÍA DEL “CORONEL GREGORIO ALBARRACIN LANCHIPA”
“EL CENTAURO DE LAS VILCAS”
(Tacna 1817 – Saucini 1882)
Nació en la campiña tacneña al sudeste de la ciudad en el año 1817 fueron sus padres don Melchor Albarracín y doña Tomasa Lanchipa. De niño fue enviado a una escuela particular en la ciudad, ya de joven amaba la vida al aire libre y las correrías a caballo por la campiña de Tacna. Así creció el coronel ágil, fuerte y libre.
Cuando asomó por el valle tacneño en sus correrías revolucionarias don Ramón Castilla, Albarracín se alistó en las filas del famoso guerrero tarapaqueño acompañándolo en sus distintas campañas.
Contrajo matrimonio con doña Rosa María Berrios, de este matrimonio nacieron Rufino, María Dominga y Ruperto Domingo. Hizo casi todas las campañas militares desde la de Bolivia en 1841 pasando por las revoluciones de Vivanco en Arequipa y la de Echenique en Tacna hasta la revolución de Prado en 1865, alférez en 1841 en 1876 ostentaba el grado de Coronel.
Al estallar la guerra con Chile crea el Escuadrón Tacna compuesto por 50 hombres y entre ellos su hijo Rufino. En noviembre de 1879 las fuerzas bolivianas de Hilarión Daza se encontraban en Arica listas para reunirse con las fuerzas de Juan Buendía en Tarapacá. El Escuadrón Tacna se une a la división boliviana quienes parten el 11 de noviembre, llegando a Camarones el 14 de noviembre. Daza decide regresar a Arica, pero Albarracín decide continuar la marcha buscando al ejército de Juan Buendía.
El 18 de noviembre de 1879 llega a Jazpampa el chileno José Francisco Vergara con el fin de reconocer la llegada del ejército boliviano. En su apoyo es enviado a Dolores el chileno Rafael Sotomayor con 1.000 jinetes. Albarracín al observar a lo lejos tropas chilenas organiza dos columnas de 25 jinetes y separados 10 metros y ordena avanzar. Desde Jazpampa, Vergara observa la gran polvareda y posiblemente cañones y supone que es el ejército boliviano. De igual manera Sotomayor observa desde Dolores la gran polvareda. Albarracín ordena continuar e intercambian fuego. El Combate de Tacna finaliza logrando Albarracín pasar por en medio de las tropas enemigas.
Se incorpora al ejército de Buendía y le comunica la retirada de Daza hacia Arica. Los jinetes de Albarracín realizan incursiones nocturnas a campamentos chilenos así como ataca la retaguardia enemiga. Después de la Batalla de Tarapacá el Escuadrón Tacna es el último en retirarse de la región y el 27 de enero de 1880 se realiza un tiroteo en Camarones entre los jinetes de Albarracín y los granaderos de la caballería chilena y que fue la última acción de armas en la zona.
Albarracín llega a Tacna donde reorganiza sus fuerzas con 150 jinetes llamados ahora los Flanqueadores de Tacna, con los cuales sostiene el combate de Locumba contra una avanzada chilena. Luego de la batalla de Tacna continúa sus acciones en las inmediaciones.
Tras la ocupación de Lima, Albarracín lleva sus correrías a la Sierra central pero por desavenencias políticas con otras guerrillas locales opta por regresar a Tacna, donde sigue hostilizando los destacamentos chilenos. Enterado del retorno de Albarracín a Tacna, el comando chileno envía al escuadrón "Las Heras" con 180 hombres al mando de José F Vergara quien se dirige hacia Tarata a preparar una emboscada. Luego envía al capitán Matta con 25 hombres hacia Chucatamani.
A Gregorio Albarracín se le dio el apelativo de “Centauro de las Vilcas”. Centauro, por su extraordinaria habilidad como jinete, que atacaba al enemigo y huía rápidamente, como los centauros, a gran velocidad, de modo que en la lejanía parecía medio hombre, medio caballo. Pero no sólo era Centauro, sino “Centauro de las vilcas” porque el escenario de sus correrías fueron los valles de Tacna, poblados de hermosos árboles de vilcas.
Con el fin de reconocer la avanzada chilena Albarracín y 12 guerrilleros, entre ellos su hijo el teniente Rufino Albarracín avanzan sobre la zona. Para reconocer Chucatamani envía al capitán José Morán, quien no encuentra enemigos en el pueblo y avanza hasta "El Balcón" donde es emboscado por Matta, muriendo Morán. El 2 de octubre de 1882, Albarracín y sus 11 guerrilleros avanzan esperando las noticias de Morán, pero en Saucini es emboscado por Matta y sus 25 soldados. Allí sucede el siguiente diálogo entre Matta y Albarracín.
(Matta) ¡Ríndase coronel Albarracín! (Albarracín) ¡Un coronel peruano no se rinde jamás!
En el combate en Saucini mueren 9 peruanos entre ellos Rufino Albarracín y Gregorio Albarracín Consumada la acción de los cadáveres del coronel Albarracín y de su hijo Rufino fueron conducidos a la plaza del pueblito de Chucatamani encargando a los afligidos vecinos que los enterraran, el coronel lucía una enorme herida de sable en la cabeza y varias de bala. Sus restos fueron velados y sepultados en Chucatamani, luego en Tarata y después en Tacna en agosto 1884. En julio de 1908, los restos de Gregorio y Rufino Albarracín fueron enviados a Lima donde se encuentran sepultados en el Panteón de los Héroes.
El periódico "El Tacora" de fecha 23 de julio de 1908 con motivo de la traslación de los restos para su sepultación en la cripta de los Héroes decía: "Después se trasladaron los restos del coronel Albarracín, cuyo acto presenciaron algunas familias de Tacna. El ataúd en que se hallaban los despojos del coronel solo tenían las iniciales R.A. que corresponden al nombre de su hijo el teniente Rufino muerto también en Tarata a la vez que su padre, por las fuerzas invasoras... Como no hubieran sino aquellas dos letras sobre el ataúd hubo dudas respecto a si estarían también los restos del coronel Albarracín. Se procedió entonces a abrir la caja mortuoria. En la segunda tapa de zinc aparecieron las iniciales G.A. y R.A. y al ser retirada esta tapa quedaron al descubierto dos cadáveres abrazados. Eran los de Gregorio y Rufino Albarracín, padre e hijo dormían juntos y estrechamente unidos el sueño eterno de la muerte después de haber rendido la existencia el uno al lado del otro peleando bravamente por la Patria...El espectáculo era imponente.
Todo contemplaba con respetuoso recogimiento esos blancos despojos entrelazados en un último abrazo de afecto dentro de la tumba. Antes de separarlos era preciso identificar los cadáveres. El director del cementerio señor Zapata que presenciaba el acto de la traslación y que sabía que el coronel Gregorio Albarracín había muerto de dos golpes de sable dados en la cabeza hizo examinar los cráneos y se encontró uno de ellos perforado. Entonces fue fácil distinguir unos restos de otros y separarlos..."